viernes, 3 de septiembre de 2010

¡Creo que así es el Destino!

¿No has sentido que a veces tienes trazado un camino? Podrás reinventarte y a veces no querer ser tú, pero volverás al origen de todo lo que significas.

¡Maravilloso destino!, te han cuestionado infinidad de veces y te han negado incesantemente al decirte que no debes entrometerte, pero envuelves al mundo con esas señales que indican que estás presente en todo momento. A cada quien le indicas una ruta, buena o mala, eso dependerá de lo que tú decidas. No eres la vida y tampoco eres la muerte, pero el inicio de tu esencia está en la primera y se difumina en la segunda. Si uno supiera lo que nos deparas y sin embargo esa duda es el engrane que le da sentido a la vida. Te puedo citar miles de ejemplos, pero hoy me extiendo en el último de mayor importancia para mí y se lo escribo también a quien fuera protagonista de ello.

Todo empezó en una noche de primavera; quién iba a pensar que la primera vez que te vi, te ignoré casi por completo hasta que te marchaste; y no fue sino hasta esa otra noche en que me percaté de tu mirada. La noche avanzó en su regular marcha y antes del final, cuando el alcohol convierte a las ovejas en lobos, me armé de valor y conseguí que mis pensamientos se hicieran realidad. Cómo saber en ese momento de pasión, mientras mis labios se apretaban con los tuyos, que decidiría poco tiempo después quemar mi nave y quedarme en tu refugio por varios años.

Ahora recuerdo esa época y te veo de nuevo como el ser que volcó de dicha y locura mi corazón. La inmensa sensación de alegría se apoderó de mí y me sentí con aires renovados. Te habías convertido en mi todo y llegué a pensar hasta en el altar y en la bendición del Supremo, como la culminación de nuestro amor ante la sociedad. No había barreras para nosotros y cada vez llegábamos más lejos al experimentar en cada fusión que hacíamos de ambos cuerpos. Nos pertenecíamos con abierta franqueza el uno al otro. Recuerdo por esos días haber visto los amaneceres y atardeceres más hermosos. Cuando extendía mi brazo alrededor de tus hombros sabía que lo tenía todo. Quién habría de decirlo; el sujeto que parecía no tener una brújula que le indicara el rumbo, ahora contemplaba sonriente y orgulloso, el horizonte desde lo alto de una montaña y tomado de la mano de quien fuera su acompañante.

¡Qué tiempos aquellos amor! Y pensar que hasta hace un tiempo así te nombraba: amor. Tiempos en los que tu sonrisa y tus risas alegraban mi vida. Tiempos en los que acariciarte con mis manos significaban una comunión entre mi devoción, mi cariño y mi respeto hacia ti. Tiempos en los que bastaba con escuchar tu voz para que mi corazón latiera con mayor fuerza y me sonrojara. Tiempos en los que a través de las miradas nos decíamos con insistencia que nos amábamos. Tiempos en los que al cerrar los ojos mientras nos besábamos, escapábamos de lo común para poder disfrutarnos al máximo en una especie de mundo alterno. ¡Qué tiempos aquellos amor!

Es una lástima que nada sea para siempre; llegaron para quedarse los altibajos y los problemas. Hoy me cuestiono muchos errores, pero tú también sabes que nadie es perfecto. ¡Ay mi amor!, no sabes cuánto lo lamento; y las palabras pueden sobrar cuando lo que lastiman son los actos. Si es que me puedo confesar contigo, percibo con arrepentimiento que aún no he madurado. Pero lo hecho, hecho está y está por demás repetir aclaraciones y disculparme de nuevo. Sin embargo y por una grandiosa cualidad tuya, llamada misericordia, obtuve el perdón y me liberaste del remordimiento que deja la culpa.

Ahora los recuerdos son mis compañeros, ellos me llevan de nuevo a tu encuentro cada vez que cierro mis ojos. Quisiera repetir nuestra historia y borrar si así fuera posible, con una goma todo lo malo y subrayar con un plumón todo lo bueno. Me gustaría volver a escuchar la lluvia que nos rodeaba en aquellas madrugadas inolvidables y también sentirla de nuevo cuando me despedía y me alejaba de tu lado. Hoy sé que el día que visite otra vez esos lugares por donde nos paseamos juntos, inevitablemente regresaré al recuerdo de nuestro pasado.

¡Qué buena etapa disfruté contigo vida mía! Sólo por eso te doy las gracias y porque hasta el día de hoy he logrado descifrar ciertos enigmas, pues esta gran experiencia me dejó enseñanzas e hizo mella en aquello que ignoraba. No te digo adiós, sino un hasta luego, pues tú bien sabes que no existe nada en absoluto. Y me da gusto saber que dentro de lo que pudiera parecer un final triste, en realidad no lo es, ya que los dos reconocimos que la relación estaba en agonía y con tendencias suicidas. Concuerdo contigo en que la caducidad había prescrito y bienvenida sea la conclusión cuando ya los argumentos pierden su trascendencia.

Me vienen a la mente aquellos planes y proyectos que un día trazamos juntos. Siempre me encantó tu disposición en esos acuerdos en los que nos comprometimos. Ahora todos esos castillos hechos en el aire perdieron sus cimientos y se elevaron repentinamente por el cielo, tal y como sucede con las peculiares nubes que se deforman a causa del viento. Algunas metas realizadas, otras aplazadas, pero no me vas a negar amor que todos esos anhelos alimentaron nuestros sueños para continuar con propósitos lo nuestro. Dicen que no hay nada más triste que una canción o un poema inconcluso; aún no sé que tan apegado sea esto a nuestras vidas.

Hace unos días te vi, se te notaba contenta y de inmediato reconocí la serenidad que caracteriza tu mirada. Entonces fue cuando entendí que ya habías echado al baúl del olvido a quien en otrora tiempo fuera tu enamorado, tu complemento. Me dio gusto por un instante pero se me hizo un ríspido nudo en la garganta al observar por vez primera que no era yo quien te abrazaba. Quise decirte algo, quise derramar unas cuantas lágrimas, pero preferí darle otro trago a mi cerveza para cortarme el nudo; y tras un suspiro, de esos que delatan añoranza, dejé de ver tu fotografía.

Hoy sé que tengo que dar pasos más firmes en el camino que estoy recorriendo. La marcha parece lenta, gélidos aires empujan mi cuerpo a contracorriente, sin embargo, continuo caminando mientras me rodeo con mis propios brazos. Una tierna brisa comienza a mojarme y de inmediato me llega el olor a tierra húmeda; el pasto se nota verde y me da la impresión de que es una señal de cambios, de ese tipo de transiciones que se dan en determinado momento. La vereda se volvió a estrechar como no lo hacía desde hace un buen tiempo; y sólo quedó un reducido espacio para que pueda transitar una sola persona a la vez. Ningún mensaje más claro que éste.

Personas van, personas vienen, de todas ellas, algunas se cruzan en nuestro camino. Tú fuiste una de esas personas y hoy celebro mi fortuna. Apareciste de repente, como si fueras una sorpresa que me tenía preparada mi destino. Esto es inmensamente increíble, cómo saber que a la vuelta de la esquina te puedes topar de nueva cuenta con el amor; cómo saber que el día de mañana, en cualquier lugar y a cualquier hora, puedes conocer a ese alguien que te deje huella en el corazón. Te amé a ti, ahora sé que puedo y debo amar a la vida. Qué razón había de que todo sucediera tal y como pasó. Lo que empieza con un “hola”, termina con un “adiós”. Hoy te agradezco todo lo que hasta ahora comprendo de mi existencia. No busquemos más pretextos a lo que nos sucede amor; y ¿sabes por qué?, porque creo que así es el destino.



Un día me guié por un olor sutil a almendras,

una mirada mística y una boca risueña me hipnotizaron,

unos cabellos largos me trajeron hasta estas tierras,

esa hermosa mujer se acercó y sus manos me tocaron,

mudo e impresionado me quedé ante tal suceso,

pero por dentro supe que mi corazón se había enamorado.

 
Esta opinión aquí vertida por un servidor, es publicada con el único fin de expresar mi propia ideología respecto al tema citado, pero si te gustó para comentarla, debatirla, retroalimentarla o difundirla, pues ya sabes cómo contactarme y si no pues…de todos modos aquí andaremos para que me lo comentes…jaja, saludos!


Twitter: @rodrigocarreno1

2 comentarios:

  1. Me gustó,algo parecido me sucedió hace unos años! Buena entrada, saludos amigo.

    ResponderEliminar
  2. Me ha encantado lo que leí y no pude evitar dejarte este comentario.

    Un saludo!!

    ResponderEliminar