jueves, 19 de agosto de 2010

Corrupción a la mexicana!

Entiéndase como corrupción un acto ilegal y no ético, que en la mayoría de las ocasiones proviene del abuso de poder! De esta definición me atrevo a compaginarla con la historia de México y obtengo que la corrupción se convirtió en la analogía de lo que podríamos considerar como una enfermedad progresiva y mortal, muy parecida al cáncer. Yo desconozco el origen en tiempo y forma de este cáncer social, sin embargo no es cosa de ciencia afirmar que éste se ha afianzado de tal manera en la sociedad, que su cultivo se da en todas partes y de hecho contamina a más personas diariamente.

Los ejemplos de corrupción no requieren de detalles que precisen o delaten el hecho, eso pasa a segundo término; aquí lo importante es conocer el motivo y la causa de ese motivo que materializó el acto. ¿A quién podríamos culpar por este cáncer?, ¿al gobierno, a la familia, a la sociedad en sí? Yo creo que la corrupción empieza por lo que aprendemos en casa, pues la educación, cultura y valores que adquirimos desde pequeños, resultan definitorios cuando nos convertimos en adultos y no dependen necesariamente de un nivel socioeconómico, ya que este padecimiento se encuentra en todos los niveles.

Todos conocemos o hemos protagonizado uno o varios casos de corrupción. Yo en un par de ocasiones incurrí en ello y aunque me arrepiento, en el momento me vi impulsado a realizarlos; pudieran ser hechos menores, pero la corrupción me envolvió y me hizo su cómplice. Aún así debo reconocer que se pudieron haber evitado si hubiera seguido desde un principio las reglas del juego. ¿A ti ya te pasó?

Lo que me llama la atención es lo que sucede en las altas esferas de la política y el gobierno, estos sujetos arrasan con lo que les pongan enfrente. En verdad me produce repulsión enterarme casi a diario de sus fechorías que implican millones y millones, ya sea de pesos, dólares o hasta euros. Nadie los toca, nadie los señala, mientras la corrupción se alimenta y engorda obscenamente. Estos servidores públicos se han convertido en las sanguijuelas del país y así continuarán hasta que se acaben los recursos o pase algún otro suceso extraordinario.

Esta misma corrupción hace imposible la repartición justa de la riqueza; el pobre es más pobre y el rico cada vez más rico, así de simple, eso ya lo sabes, pero ¿te has imaginado el alcance del poder que tiene la corrupción? Este poder ha matado personas, ha hecho añicos a instituciones y pueblos enteros, ha pervertido y ultrajado a menores, ha enviciado a jóvenes, ha defraudado a adultos y ha discriminado a los ancianos, ha violado a mujeres y hombres y hasta ha roto corazones. Es una amenaza latente y que está viva hoy más que nunca.

Tenía planeado citar ejemplos de corrupción de personajes “ilustres” y contemporáneos, pero al igual que los hechos, no tiene caso nombrarlos; repito, aquí lo importante es indagar el motivo y este motivo puede ser en su mejor alternativa, la ambición de obtener más poder, riquezas y todo lo que ello implica. La avaricia es también una enfermedad, pero quienes la padecen se hacen notar fácilmente; lo difícil es curarla, en serio.

¿En dónde está la solución?, no lo sé; muchos dirán que se debe atacar el problema de raíz, otros tantos dirán que se debe iniciar desde arriba, el resto pudiera decir que la clase media debe poner el ejemplo, quizá todas al mismo tiempo; el caso es que cualquier propuesta es sólo eso: una propuesta. En nuestra realidad, la sociedad no tiene fundamentos, ni mucho menos intenciones para combatir la corrupción; el poder está repartido y los beneficiados guardan conjuntamente un secreto a voces, el cual nadie tiene interés en mencionarlo.


Quizá no haya cura para este cáncer social, pero ese es un reto que a la sociedad actual le corresponde afrontar. Recuerda que la corrupción es omnipresente y un día te puede tentar a ti o a tus seres queridos; ¿qué harás si de repente aparece?, ¿la ignorarás o le darás tu firma para obtener algún trámite de esos que se hacen por millones todos los días? Ojalá que seas fuerte y pongas tu granito de arena.

Así pues, santa corrupción, madre de todos los que te rezan y comulgan en tu nombre, quizá vivirás por el resto de tu existencia entre nosotros los mexicanos; así que no perdones al que te ofenda y líbranos de toda justicia, la divina también, jajajaja.


Esta opinión aquí vertida por un servidor, es publicada con el único fin de expresar mi propia ideología respecto al tema citado, pero si te gustó para comentarla, debatirla, retroalimentarla o difundirla, pues ya sabes cómo contactarme y si no pues…de todos modos aquí andaremos para que me lo comentes…jaja, saludos!

Twitter: @rodrigocarreno1

No hay comentarios:

Publicar un comentario